Me gusta salir a la terraza del salón, y apoyarme en la barandilla a mirar, simplemente, observar.
Bajo mis pies, la extensa parte de atrás del jardín.
Levanto la mirada, y mis ojos se topan con un paisaje digno de ver, un mar de árboles, frondoso.
En un tercer plano, la Estación. Pequeña de lejos. Enorme de cerca.
Y sobre sus hombros se deja ver el horizonte. Cual manta calentita en un día frío de invierno. Cual madre protectora con sus hijos.
Y todavía más allá... el sol.
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